Y al consultar el saldo me dio un vuelco en el estómago; nunca había estado tan apurado. Necesitaba dejar ese “colchón” para cuando pasasen los recibos.
Era un hecho; no podía tocarlo.
Conté las monedas sueltas, y entre unos bolsillos y otros, alcanzaría los 17 euros.
El libro marcaba 15.90€.
Una edición tan cuidada… El capricho de toda una vida.
Y pensé que qué más me daba.
¿Qué era lo peor que podía pasarme?
Aún era día cinco y me temblaban las piernas, pero el peso del libro me confortó. Me hizo sentirme rebelde, poderoso y terco. Por primera vez.
Bien por él, el dinero va y viene, el libro parece suficientemente especial como para ser difícil de volver a encontrar.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este micro, quizás porque me he sentido así alguna vez. Y todavía atesoro los libros comprados en esa situación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi amor por los libros hace que empatice con la protagonista de este micro. ¡Genial!
ResponderEliminarSaludos.
Por un libro...¿que daría por un libro?..
ResponderEliminarSuerte.
Es cierto, cuando sales con el libro en la mano, lo haces como diferente. Ya no eres el mismo que entró a comprar.
ResponderEliminarA mí me ocurre eso mismo o parecido : el peso del libro, aunque sean unos gramos, me hace sentir diferente, o algo rebelde por dentro. Por eso ...el peso de un pdf en un e-book no me hace sentir nada de eso.
ResponderEliminarBuen micro Susana. En tiempos de crisis ... hay que rebuscar en los bolsillos al precio que están algunos libros. Un abrazo.