Tótem
El explorador cayó extenuado en unos lodazales de la selva amazónica. El sol y la lluvia le trabajaron la piel hasta dejársela como cuero. Los bichos hicieron el resto. Nadie le había girado el cuerpo, hasta que llegaron los kawahiwa. Encontraron los diecisiete euros que tenía en el bolsillo trasero del pantalón. Las piezas, recién acuñadas, brillaban como estrellas. Unas fotos tomadas desde un helicóptero meses más tarde, mostraban a unos indios, que, según el periódico, nunca habían tenido contacto con el hombre blanco. Adoraban unas monedas, depositadas encima de una presa aún palpitante. Acaso confundidas con pequeños soles.viernes, 14 de octubre de 2011
NUESTRO 6º MICRO DE 17 EUROS
Las primeras monedas fueron trozos de metal con un sello estampado que ofrecía garantías a quien solía comerciar con ellos… pero en el resto del mundo no tenían valor alguno. Mei Morán nos acerca al valor meramente simbólico de las monedas a través de una historia que supera, con mucho, sus apenas cien palabras.
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Me ha gustado mucho. Civilización e incivilizados en contacto pero sin entendimiento. Profundo, deja mucho poso.
ResponderEliminarAdivin, me ha encantado este micro. Me he reído a pesar de la desgracia. Que arte tienes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen micro, esos indios adorandeo las monedas yesta sociedad ¿civilizada?...tambien
ResponderEliminarSuerte.
Qué imaginación. Monedas que son soles, exploradores muertos, indios adoradores... y todo por 17 euros. Quién da más.
ResponderEliminarSuerte, Mei.
Parece el argumento de una novela de aventuras. Gran micro para demostrar que el valor de las cosas es tan relativo como la mirada y las creencias de quien las toma.
ResponderEliminarUn saludo y mucha suerte.
Gracias a todos.
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