Añoranza
—Encontré esto en la calle —dice la abuela, con desconfianza ante lo extraño del hallazgo. Me ofrece unos billetes arrugados y unas monedas.
Recibo, cuento.
—17 euros! —exclamo.
—Euros?
—Los habrá perdido algún turista: es la plata que se usa en Europa.
—¿De mi tierra?
Hay incredulidad, emoción y una tristeza profunda en su pregunta.
Llegó a Argentina de pequeña, el pueblito desde el cual partiera ya no existe.
Retorno el dinero a su mano.
Cierra los ojos y lleva esa mano, cargada de maravilla según leo en el gesto, junto a su corazón.
La mejor manera de ver el dinero, sentirlo en el corazón y descubrirlo plagado de recuerdos.
ResponderEliminarMe resulta un micro realmente tierno, muy bonito.
Por una vez n se le puede llamar al dinero: "vil metal", en esta ocasión muestra como puede traer recuerdos a una anciana.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besitos
Qué bello, Patricia. Como bien dice Elysa, con este pequeño cuento has dotado al dinero, siempre tan frío, de la calidez del amor y de la añoranza.
ResponderEliminarUn beso.
Juanxxi, muchas gracias por tu preciosa presentación.
ResponderEliminarLuisa, Elysa, Sara, muchas gracias amigas por vuestras palabras siempre generosas.
Abarco a las tres en un abrazo.
Buen micro, un cuento de nostalgia.
ResponderEliminarSuerte
Muy bueno, Patricia. Parece mentira, los relatos de gente mayor, casi más que de niños, nos llegan derechitos a alguna parte del corazón.
ResponderEliminarUn saludo
Ana, Miguelángel, muchas gracias por vuestros comentarios!!!
ResponderEliminarPrecioso micro cargado de ternura, Patricia.
ResponderEliminarFelicidades y suerte.
Un abrazo, de Laura.