Hilo de seda
La joven y bella Aracne posee unas manos primorosas para tejer y bordar y sus tapices son los más hermosos de la Tierra. Pronto la prestigiosa fama de la muchacha atrae la curiosidad de un sinfín de admiradores que, involuntariamente, contribuyen a alimentar su desmesurado orgullo. Atenea, conocedora de las habilidades de Aracne quiere bajar a comprobarlo con sus propios ojos. Al ver aquellas maravillas, la diosa, corroída por la envidia, urde un plan: la transformaría en una negra y peluda araña…
En un rincón del Olimpo, agazapada en su seda, Aracne espera paciente la llegada de una nueva presa.
La envidia , que siempre ha sido y será muy mala, justo lo al revés que tu micro. Me gusta como se desliza la historia de ese hilo de seda.
ResponderEliminarUn abrazo
Por envidia se hacen muchas maldades.
ResponderEliminarGracias, Paloma.
Un beso.
Cuando Atenea se ponía guerrera, bien podían temblar humanos, héroes y dioses.
ResponderEliminarY como propio de dioses eran las virtudes y vicios de los hombres, nos dejó a la primorosa Aracné convertida en araña. Quizá algún día atrape en su tela a Palas Atenea y, entonces, veremos qué pasa.
Muy bonito, María José.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSocorro, que me ha atrapado Aracne en su tela o me estoy confundiendo y ha sido Atenea..
ResponderEliminarMuy bueno María José, yo te daría el premio
MJ, suerte por partida doble. Pa que vea usted que no le tengo envidia.
ResponderEliminarUn abrazo Artista.
Buen micro, y una manera de contar sobre la envidia.
ResponderEliminarSuerte, MJ
Besitos
Precioso relato, me ha recordado unas palabras de Cervantes:
ResponderEliminar"...La sabiduría en el pobre está asombrada.”
Un saludo
Me imagino la red cayendo sobre la víctima...Bien contado
ResponderEliminarSaludos
Precioso relato. Me ha recordado unas palabras de Miguel de Cervantes:
ResponderEliminar"La sabiduría en el pobre está asombrada.”
Saludos
Perdón por mi error. Al publicar repetido mi comentario. ;-))
ResponderEliminarVeremos lo que ocurre cuando Atenea caiga en la red de Aracne.
ResponderEliminarGracias, Isabel.
Un abrazo.
¡Jaja! Gracias, Toñe. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn beso, guapetona.
Querido Nick, yo sé que tienes un corazón que no te cabe en el pecho.
ResponderEliminarGracias y suerte, compañero.
Abrazos.
Gracias, Elysa.
ResponderEliminarUn besito.
Interesante cita cervantina, no la conocía.
ResponderEliminarGracias, Kety.
Saludos.
Una red de la que no podrá escapar.
ResponderEliminarGracias, Mei.
Un abrazo.
EStas pasiones que se desatan por envidias y celos.
ResponderEliminarMe gusta.
Recibe mis saludos.
Los celos siempre han dado mucho juego literario.
ResponderEliminarGracias, Anna.
Un beso.
Habría jurado que te había comentado, y es cierto, pero en tu blog. Lo dicho, uno de mis favoritos. No había dicho esto, pero ahora sí.
ResponderEliminarAbrazos, MJ.
Gracias por la parte que me toca, Miguelángel.
ResponderEliminarSí, ya vi tu comentario :-)
Un abrazo.