Buena esperanza
Penélope, abandonó la tarea. Ya no recordaba cuántas veces habría tejido y destejido, a la espera del valiente Odiseo.
Un día de primavera decidió salir a la calle. Pájaros, flores, y brisa se aliaron para avivar los deseos de la fiel esposa.
Llevada por la sensualidad, caminó hacia el río. El chapoteo provocador de unos jóvenes musculosos, le hizo perder la cabeza.
Odiseo volvió de Troya meses después. Descubrió el embarazo de su mujer. Ella, sonrojada, le dijo, que era el hijo gestado antes de su partida, hacía veinte años y que había esperado su retorno, para que le viera nacer.
Eso es amor, y lo demás son tonterías. Me ha gustado el micro, su ironía.
ResponderEliminarun abrazo
¿Y se lo creyó? Porque entonces como dice Xavier, estaba enamorado de verdad. Un gran final.
ResponderEliminarUn saludo.
No hay mejor ciego que el que no quiere ver, por tanto, si el amor es ciego como dicen algunos, No hay mejor amor que el que no quiere ver, Qué suerte tiene Penélope!! Me gustó tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa historia, Mei.
ResponderEliminarAlgunas versiones de la leyenda cuentan que Penélope fue seducida, y hasta que tuvo un hijo en ausencia de Ulises; pero no tienen tan buen final, porque Ulises reaccionó como un machote al estilo tradicional... Prefiero el tuyo.
Xavier, Nicolás, Paloma, Javier, gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarAbrazos cordiales
Me habría gustado ver la cara de Odiseo... Haciendo cábalas con el ceño fruncido, jaja. Qué bueno, Mei, qué bueno.
ResponderEliminarDe haber existido el Guinness de los récords, el embarazo de Penélope habría sido el primero. ja,ja, ¡Qué bueno!
ResponderEliminarSuerte
Muy original, Mei. Me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos.