Nos vamos a la misma vez que este año convulso y contradictorio, cargado de conflictos y descalabros, pero también con la apertura de ciertas esperanzas de esperar un futuro más justo y una paz más verdadera. Y por eso, sea esta última entrada un homenaje a los autores de cualquier libro, relato o poema, de Europa o de cualquier lugar del planeta, y a su misión única de proyectar su mirada hacia el mundo para enseñárnoslo, locos ingenieros en el arte de buscar las palabras que nos descubren las eternas respuestas…
Y si recurrimos al Quijote como padrino para iniciar este proyecto lo cerramos también con su sabia presencia, con sus palabras, con la celebración de que toda la sabiduría del hombre toma su mayor sentido cuando alguien, en una generosa decisión, decide compartirla…
Ya puede mostrarse astrólogo, ya cosmógrafo excelente, ya músico, ya inteligente en las materias del estado, y tal vez le vendrá ocasión de mostrarse nigromante, si quisiere. Puede mostrar las astucias de Ulises, la piedad de Eneas, la valentía de Aquiles, las desgracias de Héctor, las traiciones de Sinón, la amistad de Eurialo, la liberalidad de Alejandro, el valor de César, la clemencia y verdad de Trajano, la fidelidad de Zopiro, la prudencia de Catón, y, finalmente, todas aquellas acciones que pueden hacer perfecto a un varón ilustre, ahora poniéndolas en uno solo, ahora dividiéndolas en muchos. Y siendo esto hecho con apacibilidad de estilo y con ingeniosa invención, que tire lo más que fuera posible a la verdad, sin duda compondrá una tela de varios y hermosos lizos tejida, que después de acabada, tal perfección y hermosura muestre, que consiga el fin que se pretende en los escritos, que es enseñar y deleitar juntamente, como ya tengo dicho.
Ha sido un placer… gracias por todo.