En euro-pa-labra no nos gusta convertir la muerte en ocasión para la celebración, pero hoy es imposible evitar el recuerdo de esas balas que hace 75 años convirtieron en eternidad palabras como este alma ausente que Federico escribió a su amigo Igancio…
No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra,
ni el rasgo negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.
Porque, te has muerto para siempre
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
Valga su propia voz para honrar su memoria.
no está ausente nunca lo estará
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