Por algo le llaman a Roma la ciudad eterna. Un lugar en donde el pasado se mezcla con el presente de una forma tan amable y cercana que uno tiene la sensación de que el tiempo no pasa.
Javier Moro, apurando el último día del mes, nos sorprende con un viaje al futuro de apenas 50 palabras cargadas de señales…
Cuando volví de la luna Roma todavía estaba allí. Le pedí a Kioko que me permitiera llevar la nave de regreso a nuestra base en La Garbatella. En la Vía Conciliazione accedí a detenerme ante la insistencia de otra nave con señales luminosas. Abrí la escotilla y escuché: Buona sera, signore, non vide il semaforo?
Eterna, futurista y con una circulación un tanto caótica...muy original esta visión de futuro.
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