jueves, 22 de septiembre de 2011

UN MICRO... QUE VALE UN IMPERIO

La Historia responde al fin y al cabo a criterios y valores humanos por lo que resulta fácil encontrar paralelismos minúsculos en otros ámbitos de la convivencia, incluido el doméstico… quién no ha tenido en casa una guerra de troya, a quién no se le ha montado una revolución francesa para el fin de semana o cuántas bombas atómicas habrán estallado en el comedor a mediodía… David Moreno ha encontrado un caso muy especial y nos lo ha encviado desde su blog NO COMMENTS.

HARTAZGO

Nuestro padre es un apasionado del imperio romano. Recita de carrerrilla los nombres de los emperadores y la fecha en que reinaron. Y en carnavales, se disfraza de centurión o de tribuno.

Por él, mi hermano se llama Augusto y yo, Tiberio.

Su obsesión aumenta y hace un mes construyó en el jardín un pequeño anfiteatro. Nos obliga a pelear como gladiadores bajo amenazas de echarnos a los leones.

Nuestra madre hasta ahora le seguía el juego, pero se ha plantado. Cualquier día incendia nuestra casa con él dentro a lo Nerón. O al menos, eso dice a sus amigas.

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