Aunque la leyenda y la historia se entrelazan en la biografía de Godofredo de Bouvillon, hoy se cumplirían 912 años de la toma de Jerusalem por los cruzados europeos, lo que supondrá a este príncipe de la Baja Lorena, ser nombrado el primer Rey de Jerusalem.
Aunque en la actualidad no sea un personaje popular, las hazañas de Godofredo recogidas por los cronistas fueron tan importantes que le permitió entrar en el grupo que durante siglos fueron considerados los nueve personajes históricos más importantes del ideal de la caballería. Los conocidos como Nueve de la Fama se repartían cronológicamente entre tres representantes de la época pagana (Héctor de Troya, Alejandro Magno y Julio César); tres figuras del Antiguo Testamento ( Josué, conquistador de Canaán, David, rey de Israel y Judas Macabeo, reconquistador de Jerusalén) y tres del periodo cristiano, donde Godofredo compartía escaño nada menos que con Carlomagno y el Rey Arturo.
Pero, de igual forma, entre la realidad y la ficción (ya resulta difícil negarle una particular realidad) llegó otro personaje cinco siglos después para eclipsar a todas esas figuras. Él mismo, a su llegada, lo advertía de este modo…
“Yo sé quién soy -respondió don Quijote-, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia y aún todos los Nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán las mías.”
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