En toda esa aventura de la faceta lectora hay un momento delicado que determina en la mayoría de los casos, la intensidad de este hábito en el futuro: la adolescencia. Traspasar la barrera de los 12 años para aterrizar en las obras de adultos es un camino pedregoso que a muchos nos ha costado pasar. Por eso es un placer ver filas de jóvenes lectores persiguiendo la firma de un autor admirado… como el italiano Federico Moccia, que ha resultado ser un fenómeno literario entre los jóvenes de medio mundo con sus historias de protagonistas adolescentes y títulos tan “románticos” como su Perdona si te llamo amor o su última obra Carolina se enamora (edit. Planeta).
Sus novelas desarrollan historias sencillas, con personajes llenos de frustraciones y de proyectos, de rebeldías y aspiraciones (al estilo de aquella Edad Prohibida de Luca de Tena de nuestra juventud), pero con un poder subyugante con los lectores más jóvenes hasta haber conseguido que en Roma se cree una ruta Moccia que te lleva a cenar en Baffeto, tomar el café de San Eustacchio, el tiramisú de Pompi, y por supuesto, colocar tu candado del amor en las farolas del Ponte Milvio.
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